• Explicamos a los niños que las dos líneas melódicas se interpretan a la vez y de ahí el que las líneas divisorias se prolonguen al segundo pentagrama. También se les explica que ambos forman un sistema de pentagramas.
• Silabeamos rítmicamente cualquiera de las melodías (haciéndoles notar que el ritmo es igual en ambas) y a continuación palmeamos el ritmo.
• Recordamos el nombre de las tres notas que intervienen en la canción, situándolas en el pentagrama.
• Pedimos a los niños que solfeen sin entonación una línea y después la otra. Pueden hacerlo ya directamente con el ritmo, puesto que es muy sencillo, pero si fuese más complicado, leeríamos en el pentagrama el nombre de las notas sin tener en cuenta el ritmo y después teniéndolo en cuenta.
• El profesor solfea ambas melodías y les pregunta si se han percatado de que son simétricas. A continuación les pide a los niños que las canten, una vez que han escuchado anteriormente cómo suenan.
• Suponemos que previamente se ha trabajado ya la posición de las notas si-la-sol en la flauta. Tomamos la flauta en la barbilla y digitamos la primera línea un par de veces. Hacemos lo mismo con la segunda melodía.
• Una vez que la digitación está clara, hacemos que los niños toquen las dos melodías, de una en una, prestando especial atención al golpe de lengua y al control del soplido.
• Después haremos que toquen la primera línea y nosotros tocaremos la segunda, y viceversa.
• Por último, dividiremos la clase en dos grupos y haremos que toquen a la vez ambas melodías, intercambiándoselas sucesivamente.
• Podemos, también, hacer un pequeño juego de atención, donde se asigna siempre la misma melodía a cada grupo y se interpreta repetidamente, pero en cada ocasión y sin parar, el profesor elige a un solista, dos solistas a dúo, a todo un grupo completo, a toda la clase a dúo…